Dios, ¿estás en Gaza?

En los primeros meses de 1994, la ONU y varios países europeos retiraron sus fuerzas de mantenimiento de la paz en Ruanda. Esta retirada permitió que el genocidio contra los tutsi se prolongara sin oposición durante tres meses. A pesar de que se registraban hasta 10.000 muertes por día, la conciencia europea permaneció impasible. Los ruandeses quedaron completamente desprotegidos ante la violencia: cerca de un millón de personas fueron asesinadas en ese corto tiempo.
El General canadiense Roméo Dallaire, comandante de los cascos azules en Ruanda, relató su experiencia en 2003 bajo el título Shake Hands with the Devil: The Failure of Humanity in Rwanda (J'ai serré la main du diable: la faillite de l'humanité au Rwanda). En ese testimonio estremecedor, denunció la indiferencia internacional ante el genocidio de los tutsi y confirmó que la Humanidad había sido derrotada en Ruanda.
Desgraciadamente, en 2025, la humanidad enfrenta nuevas derrotas morales. En Gaza, niños y bebés mueren de hambre, atrapados en una crisis humanitaria devastadora en la que parecen regocijarse los norteamericanos y hebreos. Los periódicos informan (La historia de la foto de Hedaya y su bebé, una de las imágenes más impactantes de la hambruna en Gaza - BBC News Mundo). La televisión filma y me trae a la mesa cadáveres frescos de niños. La comunidad internacional observa, mientras fuerzas militares israelíes mantienen un bloqueo que impide el acceso a alimentos, agua y medicinas. La historia parece repetirse: vidas inocentes sacrificadas ante la pasividad de la Comunidad Internacional.
El tren de la dignidad occidental parece precipitarse al vacío. Pensé que, tras su vergonzosa parada en Ruanda, había sido reparado. Pero hoy lo veo avanzar, caótico, por Gaza, donde un genocida mata de hambre a bebés mientras Europa confunde la realidad con la ficción.
No va conmigo”, murmuran algunos. “No depende de mí”, se excusan otros. “Yo no puedo hacer nada” se ha convertido en el mantra que arrastra las últimas vergüenzas de los europeos. Y mientras tanto, pareciera que muchos norteamericanos, judíos y árabes buscan más cadáveres infantiles en Gaza para su deleite. ¿Cómo explicar, si no, que su indignación no sacuda la conciencia de sus presidentes?
¿Hay alguien allí? Humanidad, ¿estás allí? Dios, ¿estás allí? Nietzsche proclamó que “Dios ha muerto” para denunciar la pérdida de fe en los valores tradicionales y la moral cristiana. Sartre, en “El existencialismo es un humanismo”, afirmó que la inexistencia de Dios implica que el hombre no tiene una esencia predeterminada, y que es libre de crear su propio significado y moralidad.
Hoy, en la cuna del judaísmo, del cristianismo y del islam, esa libertad que alguna vez prometió redención parece haberse transformado en indiferencia. La moral se desvanece, y el silencio de Dios, una vez más, se vuelve cómplice. Como durante el Holocausto en Alemania, cuando seis millones de judíos fueron exterminados por un régimen que convirtió la burocracia en maquinaria de muerte. Como durante el genocidio armenio, cuando más de un millón y medio de personas fueron deportadas, asesinadas y silenciadas por el Imperio Otomano. Como durante el genocidio de los tutsis en Ruanda, donde en apenas cien días fueron masacradas más de 800.000 almas, mientras el mundo miraba hacia otro lado. Hoy les toca a los gazatíes.
En 2025, los bebés mueren de hambre mientras los convoyes humanitarios son bloqueados. Familias enteras caminan kilómetros bajo fuego cruzado por un saco de harina. La ayuda se convierte en trampa, y el pan, en sentencia de muerte. Y la Humanidad, esa palabra que alguna vez significó esperanza, ni está con ellos ni se espera allí. Hay días en los que uno se avergüenza de pertenecer a la raza humana.

Comentarios

  1. Gracias por escribirlo, por contarlo, por sentirlo, por llorarlo, por gritarlo. 😢 GRACIAS

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  2. Magnífico!!! Gracias!!! Todo el artículo transmite verdad!!!! El Dios en el que creo está en cada una de las personas a las que como tú les duele la falta de humanidad de sus hijos, nos duele el silencio cómplice, nos duele nuestra muerte en la de nuestros hermanos... Dios está en tu corazón moviendo los dedos en el teclado escribiendo lo que siente y piensa, está deseando com todas sus fuerzas que se detenga está irracional violencia... Está consolando a todos, está acompañando la resistencia, está abrazando a los que llegan a Sus Brazos y preparando una mesa para TODOS

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