jueves, 17 de abril de 2025

El chequeo emocional

El chequeo emocional
Siempre que alguien me pide mi punto de vista sobre una situación bastante compleja le doy un consejo básico: simplificar la situación y evitar entrar en un callejón sin salidas. Pero para poder llevar a cabo estos dos consejos es necesario realizar, muy a menudo, un chequeo emocional.

Simplificar los hechos mediante un chequeo emocional

Estoy convencido de que las situaciones simples se analizan mejor. Sostengo que el callejón sin salida suele ser el final del camino. Por eso saber que no estás atrapado en un túnel te garantiza una cierta libertad para actuar con márgenes de error sin perder la pista de salida. Y si cuentas con la complicidad de la simplicidad de los hechos, el optimismo y la esperanza se convierten en la mejor garantía para conseguir tus metas. Todo esto lo puedes conseguir mediante un chequeo emocional.

Es verdad que la mayoría de las veces uno no se da cuenta del rumbo que está tomando su sendero, sobre todo si no se para a pensar. Pero hay un truco para cortar por lo sano: si tu forma de pensar y de sentir no hace más que traerte disgustos, no necesitas ninguna iluminación para saber que tienes que emprender una nueva forma de pensar y de sentir. En cualquier caso, es aconsejable realizar un chequeo emocional de vez en cuando para ver si la velocidad que se ha alcanzado es la adecuada a sus fuerzas, al entorno y a las circunstancias. Puede ser la meditación o el yoga; puede ayudar una relajación consciente o la confesión sincera con un amigo.

El chequeo emocional en un mundo maquinizado

Realizar un chequeo emocional no resulta fácil porque en un mundo maquinizado son pocos quienes tienen tiempo para estar a solas consigo mismo. En cambio, son bastante quienes se levantan temprano, desayunan con prisa para no llegar tarde al trabajo. La costumbre no les impide estresarse con sus habituales tareas profesionales. Comen a toda velocidad para poder seguir trabajando. Cuando llega el cierre, las puertas de la empresa se convierten en la salida hacia un mundo feliz y deseado: un par de llamadas a los amigos, si hay suerte, una copa con ellos, pero siempre con la mirada puesta en el reloj. En su casa, los únicos actos conscientes son escasos. Lo normal es encender el televisor, asearse mientras se prepara la cena, cenar de prisa para no llegar tarde a la cita con el sueño porque mañana será un nuevo día. O más bien otro día más.

El chequeo emocional en la cotidianeidad

Somos muchos quienes nos vemos atrapados por la cotidianeidad, aunque seamos conscientes de que la monotonía no es aconsejable porque, como se suele decir, las carreteras más peligrosas son aquellas que no tienen curvas. No es lo mismo conducir por una carretera recta en una llanura manchega que subir un puerto de montañas con muchas curvas. Una carretera con curvas, igual que una situación crítica, exigen nuestra máxima atención. En cambio, una carretera recta, igual que una situación de aparente normalidad, invitan a bajar la guardia porque no hay peligro a la vista. Es cierto que nadie puede vivir constantemente en la liminalidad porque con el tiempo se minan sus fuerzas, pero hay que estar preparado para bordear la frontera sin caer en los surcos. Por eso el chequeo emocional es una buena estrategia para no olvidar que la mayoría de las soluciones existenciales dependen de nuestras decisiones personales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario